miércoles, 5 de noviembre de 2008

ARQUITECTURA de Mesopotamia

Dada la importancia de la vida terrenal así como la preocupación por la muerte, las edificaciones más representativas eran el templo y el palacio. Sin embargo, como en toda sociedad tenían gran importancia las viviendas, urbanas o no, y los sistemas de defensa.

El templo era un centro religioso, económico y político. Tenía tierras de cultivo y rebaños reglados por funcionarios propios (algunos de los mar bani), almacenas para guardar las cosechas y talleres donde fabricar utensilios, estatuas de cobre y de cerámica. Los sacerdotes organizaban el comercio y empleaban a campesinos, pastores y artesanos, quienes recibían como pago parcelas de tierra para cultivo de cereales, dátiles o lana. Solían ser edificios de una planta, con varios patios y una secuenciación de salas en laberinto o bien ordenadas en hilera en torno a un patio. Los más grandes se construyeron dentro de espacios amurallados con otros edificios como los zigurats y habitaciones para peregrinos, mientras que los primeros y más pequeños se componían de un recibidor y una sencilla habitación para la adoración. Cada templo se utilizaba para las precisiones religiosas de su divinidad, de modo que se celebraba la festividad de Año Nuevo en el templo correspondiente o la unión de mujeres con extranjeros en los templos de Milita.

El zigurat (ziqurat en algunos textos) era una edificación monumental ligado al templo y dedicado a una divinidad. Se utilizaba también como observatorio astronómico. Estaban compuestos por una serie de pisos a cada cual de menores planta y altura, y pintados de distintos colores. Unas escalinatas permitían la ascensión hasta los pequeños templetes que los coronaban. Se convirtieron en los edificios más representativos de Mesopotamia, de modo que el zigurat de Marduk en Babilonia (Etemenanki, en sumerio Casa del cielo y de la tierra) ha sido identificado como la bíblica Torre de Babel.


El palacio era una construcción de grandes dimensiones, que alcanzó su máximo desarrollo con Nabucodonosor II, cuyo palacio, considerado una maravilla mundial, giraba en torno a cinco patios. En general se construían en torno a patios internos y, dependiendo de su importancia, podían estar amurallados.

La vivienda típica mesopotámica, desde los tiempos de la hegemonía de Ur, es la de una casa de planta circular o cuadrada dispuesta en torno a un patio. En el caso de que fueran circulares se construía a uno o dos lados y se acondicionaba el patio al continuarse las paredes exteriores a modo de muro de cerramiento del patio. Se construían de adobe con vigas de madera, con una disposición bastante ortogonal de las habitaciones. Desde la entrada se accedía a un vestíbulo que comunicaba con el patio, compartiendo la planta baja con la cocina, los almacenes y a veces con una pequeña cámara. En la planta alta y última se encontraban las habitaciones, a veces una sala mayor que hacía las veces de salón. La cubierta era plana y transitable, y se utilizaba para secar las cosechas o tomar el aire. Los cerramientos subían hasta formar un parapeto que impedía la caída desde la azotea.

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