Las esculturas y bajorrelieves se ceñían a una serie de convencionalismos, cánones o normas que se mantuvieron invariables en casi todos los periodos durante tres mil años.
Ley de la Frontalidad: Las figuras son concebidas para ser vistas de frente; son muy simétricas, como si se hubieran esculpido respecto de un eje central, siendo las dos partes muy semejantes.
Jerarquía: Las figuras más importantes eran esculpidas más grandes y detalladas que las de los demás personajes, y mostraban actitudes hieráticas.
Hieratismo: con ausencia de expresividad y rigidez de actitudes, como signos de respeto y divinidad. Sólo en algunos periodos se acercó al naturalismo.
En la época de Akenatón hubo un cambio de cánones. Las figuras se representaron tal como eran realmente, sin idealizarlas y con una cierta tendencia a humanizarlas; aparecen con cabezas alargadas, gruesas y cortas piernas y estómagos abultados. También se aproximaban más al naturalismo muchas esculturas y representaciones grabadas en las tumbas de nobles y potentados de la época.
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